Biodegradación
Por ser la madera un material de procedencia biológica, se encuentra expuesta al ataque de agentes xilófagos, lo que produce su biodegradación. Dado que la madera es un material muy presente en nuestras construcciones, cada vez se precisa más controlar su estado para detectar precozmente su biodegradación, de forma que se evite que más adelante haya que aplicar costosos tratamientos químicos o sustituir la madera degradada. Los elevados costes de la construcción, adquisición y mantenimiento de las viviendas aumentan la necesidad de vigilar la calidad de los elementos de madera. Hasta el momento no existen sistemas fiables de detección y alarma de riesgo de biodegradación de la madera en viviendas y edificios.
La madera está expuesta a ataques de insectos como termitas y carcomas, que se alimentan de la madera de forma que disminuyen su resistencia mecánica y pueden poner en peligro de derrumbamiento estructuras enteras. La rigurosidad del ataque de las colonias de termitas amenaza construcciones, barrios e incluso pueblos enteros. Para la protección de la madera, la detección precoz de las termitas se revela decisiva, pues estos insectos xilófagos no dejan huellas exteriores de sus ataques (no existen orificios de salida), que sólo se aprecian cuando la madera se rompe por falta de resistencia. Además, la madera también se encuentra expuesta a ataques de hongos de pudrición, sobre todo cuando la madera está expuesta a condiciones de humedad no deseables.